¿Qué
significa agregar valor?
por teg
solutions
¿Quién no ha escuchado en algún
momento la frase "esto no agrega valor"?
Muchos la usan como una muletilla para florear su léxico y
lograr impresionar a su interlocutor con un estilo "en
apariencia" más profesional. Pero la verdad es que la
gran mayoría ignora que significa realmente e inclusive le
dan un uso inadecuado, confundiendo el término con otras
acepciones de "valor agregado", que pueden
encerrar o no, una similitud de concepto.
No vamos a detenernos en el
significado macroecónomico del término valor agregado sino
en aquel que dio origen a la frase que nos ocupa, y que tiene
sus raíces en el marketing.
Tuvo su nacimiento teórico en
Estados Unidos y fue una estrategia desarrollada para poder
hacer frente a la competencia en mercados saturados o con gran
cantidad de competidores. También es una buena estrategia en
mercados recesivos como el argentino.
La gran pregunta es: ¿cómo me
diferencio de todos mis competidores?
Una de las respuestas posibles
es: agregue valor a sus productos.
Pero en concreto, ¿qué es
agregar valor? Podríamos sintetizarlo en una palabra que el
lunfardo argentino acuñó y que ha caído en desuso, tal vez
víctima de las recurrentes crisis que han degradado nuestra
calidad de vida:
AGREGAR VALOR
= YAPA
Un cliente comprará su
producto, si a igual precio Ud. puede ofrecerle algún
beneficio adicional que lo motive.
¿Cuántos no recuerdan con un
dejo de nostalgia aquel viejo almacén de barrio, donde su dueño
nos regalaba un puñado de caramelos cuando íbamos a comprar
? Esa yapa nos hacía felices y nos motivaba a hacer los
mandados con una sonrisa. Aquel viejo almacenero, sin tener
una concepción teórica del asunto, estaba haciendo marketing
de última generación.
Estaba agregando valor a los
productos que vendía. A igual precio, seguramente nosotros
preferiríamos ir a comprar a su almacén.
Lógicamente que un puñado de
caramelos no fue suficiente para mantener a muchos en carrera,
porque los supermercados, con sus enormes volúmenes de
compra, sus políticas de imposición de precios coercitivos a
sus proveedores y sus laxos plazos de pagos, establecieron una
suerte de monopsonio o monopolio de demanda que mató a miles
de pequeños almacenes y distribuidores, que de una u otra
manera también eran sus clientes. Hoy están pagando las
consecuencias de sus propias políticas tercermundistas.
Lo importante es entender que
cuantas más yapas podamos dar a nuestros clientes, más valor
estaremos agregando a nuestros productos y, por ende, mayor
posibilidad de competir con éxito tendremos.
¿Qué podemos entender por
yapas hoy en día?
Bueno, desde un premio, un
servicio de atención al cliente excelente, un envase
atractivo o una mejor calidad, todos son elementos que agregan
valor, porque el cliente percibe que por el mismo precio
obtiene un producto que le da mayores beneficios.
Éstos pueden expresarse en
pesos contantes y sonantes cuando, por ejemplo, regalamos algo
(que tiene un precio concreto) con la compra de nuestro
producto. Pero además, el cliente también puede obtener una
renta psíquica, algo difícil de medir en términos
monetarios, aunque él igualmente lo percibe como un
beneficio.
Un ejemplo concreto es brindar
una buena y esmerada atención. Desde el punto de vista del
marketing, el valor es la diferencia entre el beneficio que el
cliente obtiene por el producto y el precio que paga. Cuanto más
diferencia logremos, mayor valor habremos puesto a nuestros
productos, aunque el precio de venta siga siendo el mismo.
Ahora bien, muchas de estas yapas que mencionamos pueden tener
un costo para nuestra empresa, y podrían afectar el precio de
nuestros productos.
Tal vez el caso ideal sea aquel
en el que un pequeño incremento de precios otorgue un
beneficio proporcionalmente mucho mayor y el cliente esté
dispuesto a pagar ese incremento de buena gana. En cierta
manera, esto es un juego de percepciones que deberemos evaluar
a los ojos del cliente.
Podría darse el caso
contrario, donde se eliminen o mantengan yapas fijando un
precio menor a la competencia.
En este último caso hay que
ser cuidadoso, ya que los mercados que se ganan por precio, se
pierden por precio. Es decir, si yo logro una porción de
mercado a costa de vender a menores precios, tengo que tener
un plan de contingencia para enfrentar posibles reducciones de
precios de la competencia, o al menos tener alguna certeza de
que mis competidores no podrán seguirme. Caso contrario, podríamos
quedar fuera de carrera si no somos capaces de mantener una
espiral descendente de precios.
Recuerde: si va a declarar una
guerra, esté seguro que puede ganarla…
Esperamos haber ayudado a
comprender un poco mejor este magullado concepto. Para
finalizar, cabe mencionar que el mismo ha sido extendido a
otras áreas de la empresa como una política para lograr
eficiencia, tratando de eliminar actvidades que no generen,
directa o indirectamente, beneficios a los clientes.
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